Día a día presenciamos algún tipo de “transgresión”: pecados, engaños, robos, asesinatos y otros tantos actos, que en muchos casos causan indignación y escándalo en la sociedad. Pero una transgresión puede ser diversa y, según el contexto, puede ser más o menos grave. Mentir en nuestra vida personal ―una mentira piadosa― no merece la cárcel; pero si lo hacemos en un proceso judicial ―bajo juramento―, puede que sí. Por lo anterior, el objetivo de Microhistorias de la trangresión es dejar hablar a la transgresión desde su singularidad, sujeta al tiempo, a su variabilidad cultural, a su fragmentación y a sus múltiples perspectivas. Para lograr esta meta, el libro recoge una variedad de aportes elaborados por historiadores y antropólogos.
El libro abre con un capítulo elaborado por Leidy Torres sobre el indio Hernando que pierde su vida por mantener una relación sexual con un ternero durante la Colonia; después sigue una investigación de Natalia Guevara sobre esclavos que incurren en el hurto como estrategia de sobrevivencia durante el siglo XVIII; y Adriana Alzate cierra el aporte sobre la Colonia con el caso de un clérigo que, en contra del mandato de Dios, se suicida. ¿Qué nos dicen todos estos casos de estudio sobre las relaciones de poder y la sociedad en medio de las transgresiones?
Franz Henzel, Max S. Hering Torres y Piedad del Valle ayudan a rescatar varios casos sobre el siglo XIX: la rebeldía de un borracho encarcelado, un motín en Chapinero debido a las peleas de gallos y, también, el castigo de una prostituta por incurrir en el infanticidio de su recién nacido. ¿Qué nos dicen todos estos casos sobre la relación entre transgresión y control?
El libro cierra con el aporte de Nelson Rojas, Myriam Ximeno y Mario Aguilera en el último apartado sobre el siglo XX, al rescatar casos sobre asesinatos, el engaño colectivo de unos curas en Santander, el crimen pasional y el delicado tema de la transgresión de la insurgencia, desde y en la insurgencia.
Todo lo anterior sirve para discutir, desde la microhistoria, cómo podemos entender la sociedad desde la perspectiva de la anomalía. Pero, ¿qué es eso de la microhistoria? Para nosotros, es como tomar una fotografía haciendo un zoom ante los detalles. Así la idea es mostrar una serie de microelementos que estén relacionados y conectados con aspectos más amplios, como una telaraña en sus múltiples dimensiones.
Invitamos entonces al lector a reflexionar, desde la atipicidad, la desviación y sus detalles, sobre cómo las acciones transgresivas no solo cambian con el tiempo, sino que están definidas por una serie de temores y esperanzas, intenciones y utilidades, entendiendo la transgresión como un reflejo de cómo las personas piensan, obedecen y desobedecen las leyes.